“Je suis perdu”

Si hay algo que temo cuando viajo solo al extranjero, es sentirme perdido en un territorio desconocido. Cuando estoy desubicado y desorientado me siento más vulnerable y las alertas de peligro se disparan. Pero por otro lado, la idea de caminar despreocupadamente, sin rumbo definido y abriéndome camino por dónde me place, lo encuentro una experiencia tan liberadora, que me resulta difícil resistirme.